El imaginario colectivo en Historia. El ejemplo de Numancia

abril 28, 2017 Escrito por: Tablilla De Cera - 3 comentarios

El lector habitual de La Tablilla de Cera ya sabe que tratamos de alejarnos de la idea de una Historia épica, o dramática. Nuestra línea de pensamiento histórico va encaminada a desterrar el uso de la Historia como algo propio de alguien o algo (un Estado, un colectivo, etc) y a interpretar los hechos históricos con sus lagunas cuando las hay y con sus claroscuros. La historia del blanco o negro siempre es negativa y en malas manos resulta adoctrinadora, aparte de muy discutible desde el punto de vista científico. Hablar de Historia es cuestionar el hecho histórico y esto debe de quedar muy claro: no se trata de resultar conspiranoico para apuntarse a las nuevas modas (¡a veces tan viejas!) donde siempre hay una conspiración oculta manejando los hilos, no. Cuestionar el hecho histórico significa olvidar los tópicos y preguntarnos «¿por qué ocurre?», «¿cómo sucede?», «¿cómo se llega a ese punto?».

Por eso, en el articulo de este mes vamos a preguntarnos precisamente cómo y por qué se forman estas ideas de una Historia épica del blanco o negro, así como ver su utilidad para determinados colectivos -utilidad negativa- y analizaremos lo dicho en un caso concreto de sobra conocido: Numancia.

Edgar Morín (8 de julio de 1921)

Antes de hablar sobre Numancia y su utilización por diferentes colectivos sociales necesitamos explicar un concepto usado en la mayoría de las ciencias sociales: el imaginario colectivo. Este término acuñado por Edgar Morín, sociólogo francés de comienzos del siglo XX, sirve para explicar lo que se define como mente social colectiva, esto es: los símbolos, mitos, valores, deseos o prácticas sociales a caballo entre la realidad y la imaginación, que son elemento más o menos común entre un grupo destacado de personas en un determinado momento. Para Morin, este imaginario colectivo viene marcado por los medios de comunicación (prensa, internet) e influenciado por determinados elementos de la vida material (productos, líderes de opinión). Ambos factores se retroalimentan para crear conciencia colectiva: una película usa elementos imaginarios con base real y un determinado producto aprovecha aspectos de esa película para promocionar su material, así mismo un líder de opinión puede hablar sobre el asunto llegando a muchas personas. Se crea así una idea a camino entre lo real y lo imaginario que va calando en determinados sectores de la sociedad.

¿Cómo explicamos este fenómeno en nosotros mismos?. Tengamos en cuenta que el ser humano es un ser social que busca y necesita ser aceptado en el grupo. Así, podemos tener nuestras ideas propias pero cuando buscamos la aprobación de un grupo social (deportivo, político, grupo de amigos, comunidad más cercana o familia), adaptamos estas ideas a las de la mayoría social, a las del grupo al que queremos pertenecer. Aceptamos inconscientemente perder algunos aspectos marginales de nuestra idea concreta para encajar en la idea general del grupo. La idea del grupo es el imaginario colectivo, la mente colmena, la conciencia social: son una serie de ideas que son comunes a un determinado número de personas. En estas ideas, más bien generalidades convertidas en tópicos en algunos casos, prima la búsqueda de una idea sin fisuras, sin posibilidad de ser cuestionada por agentes externos. Para ello se busca el apoyo de los medios de comunicación y de determinados líderes de masas que puedan estar en consonancia con esa idea y se olvida el acudir a la fuente original, que resulta más complicada de comprender y que no da respuestas claras. Con el tiempo, surgen así una serie de ideas principales basadas en elementos reales a las que se añaden puntos imaginarios (no necesariamente mentiras, pueden ser lagunas en la historia original) que se convierten en el imaginario colectivo de toda una sociedad.

¿En que punto del proceso las ideas se convierten en un blanco o negro, en un apoyo decidido como parte del grupo o un ataque al mismo como parte de un grupo opositor? Cuando el sujeto acepta perder los aspectos marginales que acompañan y resulta fácil trastocar la idea y añadir aquellos elementos (ficticios o escogidos) que interesan al grupo, es cuando tenemos un imaginario colectivo arquetipico. Edgar Morin establece que el imaginario colectivo tiene una serie de rasgos: universal, se apela la religión o similar, tiene tintes sincréticos (sobre el sincretismo religioso hablamos en: La Tablilla de Cera: Mitos prestados. La influencia mitológica entre culturas  y La Tablilla de Cera: Arabia preislámica), así como neoarcaicos. Además, para fortalecer esta idea sobre otras, se busca lo que Morin denomina el Hades del imaginario colectivo, aquellos elementos dramáticos (tragedias y catástrofes) que se establecen como opuestos a la idea colectiva y la convierten en una idea bajo la que no cabe oposición a no ser que el sujeto sea (o aparezca a ojos del colectivo) persona que apoya de alguna forma los elementos dramáticos del Hades del imaginario colectivo.

En Historia se forma así un hecho histórico integrador bajo el que no cabe cuestionarse las ideas del colectivo bajo pena de ser visto como un opositor.

¿Cómo se aplica lo que acabamos de ver en un hecho histórico concreto? usaremos uno de los ejemplos más conocidos: Numancia, población de ámbito celtíbero cuya resistencia a Roma le llevó a ser asediada y tomada por Escipión Emiliano en el 133 a.C. En nuestro imaginario colectivo Numancia figura como símbolo patrio de resistencia al invasor, se habla de la gesta numantina y es muestra de orgullo nacional el suicidio de los numantinos antes que su entrega a Roma. Además, en nuestro diccionario se usa «numantino» como adjetivo relativo a una resistencia tenaz en condiciones desfavorables. Numancia se usa en el ámbito deportivo con el famoso Club Deportivo Numancia de Soria o da nombre a navíos y unidades militares (fragata Numancia, Grupo de caballería ligero acorazado «Numancia»).

¿Cómo se construye este imaginario colectivo?, ¿cómo se aparca lo que hemos llamado «detalles marginales» en favor de una idea general? analizaremos ahora la formación de este imaginario colectivo en torno a la idea de Numancia y como su utilización social y este mismo imaginario, sufrieron cambios desde una época tan temprana como la Edad Media hasta el siglo XX.

Ya en el siglo V de nuestra era, figuras como Orosio o Agustín de Hipona (contemporáneos y conocidos entre sí), comienzan a usar a los numantinos como símbolo de la candidez y bucolismo frente a la degenerada y corrupta Roma con el fin de asimilar a los primeros con los mártires cristianos que también sufren la tiranía pagana de Roma. El primer elemento marginal que se desecha en este imaginario colectivo es el lugar geográfico, no interesa tanto la ubicación de los restos de Numancia como el dramatismo y defensa de su ideal frente al malvado (recordemos la figura del Hades del imaginario colectivo). Esta falta de rigor por parte de Paulo Orosio llevará a que unos siglos después (especialmente a partir del XIII), fuentes escritas como los textos de Alfonso X El Sabio, interpreten erróneamente Numancia en la actual Zamora. Esta identificación permitía aprovechar la situación estratégica de Zamora como punta de lanza frente a los territorios musulmanes, creando así un imaginario donde los zamoranos recogían el testigo valeroso de sus antepasados frente a los invasores. Para reforzar aun más esta idea, Viriato (contemporáneo de las primeras campañas contra los celtíberos) también se añadió a la mitología zamorana.

El Siglo de Oro será clave para la formación del imaginario colectivo numantino: Cervantes publica en 1585 La Numancia, obra en la que aparecen España y Duero como figuras alegóricas advirtiendo sobre el trágico final pero consolando a los numantinos por las futuras gestas de sus descendientes en época de Cervantes (Felipe II). Desde ese momento el tema numantino será habitual en la literatura nacional:

  • Zorrilla – Numancia cercada y Numancia destruida (1630)
  • López de Ayala – Numancia destruida (1775)
  • Alberti – adaptación de la obra cervantina (1936)
  • Jose Mª Peman y Sanchez Castañer – adaptación de la obra cervantina (1961)
  • Miguel Narrós – La Numancia (1966)
  • Jose Luis Corral- Numancia (2004)

También en pintura y a partir del siglo XVIII, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando promoverá el tema numantino en varios concursos y más adelante será también recurrente en diversas exposiciones:

  • Antonio Guerrero – Toma de Numancia (1802)
  • Juan Antonio Ribera -Destrucción de Numancia (1802)
  • Ramón Martí Alsina – El último día de Numancia (1858)
  • Sans y Cabot – Numancia (1858)
  • Alejo Vera – El último día de Numancia (1881)

Primer plano arqueológico de Numancia. Juan Loperráez

Pero será con los nacionalismos del XIX (recordamos La Tablilla de Cera: Nacionalismos y su relación con la Historia) cuando se consolide el ideal numantino y su utilidad resulte más provechosa y consiga llegar a más gente. En 1803 comienzas las excavaciones en el yacimiento tras siglos de debate sobre su ubicación en Zamora o en el Cerro de la Muela en Garray (Soria). Será la Sociedad Económica de Amigos del País, con el filólogo Juan Bautista Erro, quien esté a cargo del proyecto en una época donde las tesis europeas sobre la raza estaban de moda. En España las tesis del vascoiberismo se estaban consolidando:

<<… los vascos eran una familia de los Iberos, con la misma lengua y llegados al mismo tiempo, o que estaban ya en España cuando llegaron los Iberos, y estos, en lo que hace a la provincia de Soria, se sobrepusieron a ellos, pero adoptando la lengua Vasca, bien olvidando la propia suya, bien mezclándola hasta el extremo de formar un dialecto mixto que hoy se interpreta fácilmente por la actual lengua Euskera.>> Salvador Sempere y Miguel.

Erro, siguiendo esta linea, tradujo el nombre de Garray de la raíz vasca usada para «lugar quemado», un recuerdo del nuevo poblamiento medieval de Garray hacia su pasado prerromano. Además, una inscripción íbera en una vasija fue traducida del vasco como aziac (semillas) por su aparente similitud (recordemos que hoy por hoy, el idioma íbero podemos leerlo pero no sabemos traducirlo, carecemos de una piedra roseta similar al caso del jeroglífico egipcio). Bajo estas y otras premisas, Erro escribiría:

<<Este pequeño monumento de las antigüedades de Numancia nos ofrece dos útiles nociones acerca de la historia de esta memorable ciudad: primera, que la escritura Euscaruna era de uso común y corriente entre sus naturales; y segunda, que la lengua bascongada era la general de aquellos héroes que derramaron con solo su nombre el horror en medio de las familias de Roma, y en medio de los ejércitos de esta poderosa madrastra del mundo. Esta es una verdadera histórica que la corroboraré y haré manifiesta en las memorias de esta ciudad: materia que no se ha tocado por ninguno de nuestros historiadores y que pertenece a las glorias de la nación bascongada>>

En esta ocasión la utilidad política y social de Numancia sirve para justificar las tesis vascoiberistas de la época, dejando como aspectos marginales la correcta interpretación de las inscripciones.

Alejo Vera – El último día de Numancia (1881)

Eduardo Saavedra. Arqueólogo descubridor de Numancia.

En el plano político y en una nación convulsa por golpes de Estado y confrontaciones sociales, el ideal numantino será usado de forma reiterativa como símbolo de resistencia patria frente al invasor. Primero para crear conciencia colectiva en la lucha contra el gabacho durante la Guerra de Independencia (1808-1814); Napoleón y José I serán asimilados con Escipión Emiliano y el poder imperialista romano. Más adelante con la I Guerra Carlista (1833-1839), Soria se convertirá en la nueva Numancia que debe salvaguardar la Constitución de 1837 (y con ella el derecho al trono de Isabel II) frente a la amenaza carlista que pretendía «mancillar Castilla»· Con Espartero en el poder se reforzará este vínculo erigiendo un monumento (inconcluso) en el yacimiento (1842) y el auge y éxito del romanticismo patriótico por toda Europa permitirá fomentar las excavaciones en el yacimiento así como promocionar la búsqueda de nuevos elementos y figuras que engloben los ideales patrióticos de la nación, especialmente gracias a la citada pintura de Alejo Vera, que acercará al gran público la historia épica de Numancia. Tenemos aquí un ejemplo de la influencia de los medios de comunicación (la pintura) retroalimentado por los textos o declaraciones de los líderes de opinión según la teoría de Edgar Morín, y es que el cuadro de Vera reproducía al detalle el texto del jesuita Juan de Mariana en 1592:

<<… por conclusión perdida del todo la esperanza de remedio se determinaron a acometer una memorable hazaña, esto es, que se mataron a sí y a todos los suyos, unos con ponzoña, otros metiéndose las espadas por el cuerpo…>> Juan de Mariana. Historiae de rebus Hispaniae, libri XXX

A finales de siglo y primeros años del XX, Numancia se evoca con tristeza y dolor, como símbolo del glorioso pasado ya perdido en los años entorno a la crisis del 98:

<<en estas postrimerías de la decadencia española, […] la grandeza y el heroísmo de Numancia perduran, sirviendo de estímulo constante a los defensores de la integridad nacional, que no vacilan en derramar su sangre e inmolar sus vidas en el sacrosanto altar de la Patria, en holocausto de su libertad e independencia>> Arambilet (1904)

Frente a esta idea romántica del pasado que mantenía el ideal tradicional (el imaginario colectivo) sin demasiadas alteraciones, resulta curioso el intento de los regeneracionistas de cambiar el discurso:

<<Deshinchemos esos grandes nombres: Sagunto, Numancia, Otimba, Lepanto, con que se envenena nuestra juventud en las escuelas, y pasémosles una esponja.>> Joaquín Costa (1914)

Shulten en Numancia

Esta situación no hará sino permitir que el yacimiento continúe en un estado casi de abandono hasta la restauración monárquica de Alfonso XIII y especialmente con la llegada del arqueólogo alemán Schulten (personaje que vimos en La Tablilla de Cera: Tartessos. Mito y realidad. tema también con una importante dosis de imaginario colectivo), que tratará de apropiarse el descubrimiento por encima de Eduardo Saavedra, el primero en trabajar sobre el yacimiento. Esto trascenderá el debate académico y Schulten acabará trabajando sobre los campamentos romanos mientras se dejaba el poblamiento en manos de arqueólogos nacionales. Por aquella época se podía leer:

<<… creyéndose dueño [referido a Schulten] por derecho de conquista de Numancia […]. A buena hora iba a consentir ningún castellano que un extranjero le echara de Numancia>> Gómez Santa Cruz (1914)

Mientras tanto, el arqueólogo alemán replicaba en una revista alemana:

<<Ante todo tienen los iberos como rasgo característico la falta de cultura, la incapacidad de ser cultos ellos mismos y de asimilarse la cultura ajena. Eso es una herencia maldita del continente africano. La burla francesa de que África empieza en los Pirineos es una verdad como un templo>> Adolf Schulten (1914)

No obstante y pese a esta riña constante, el alemán también propició, al igual que haría con Tartessos en años posteriores, el imaginario colectivo sobre Numancia (recordemos lo que hemos venido a llamar como influencia de los líderes de opinión) con declaraciones como esta:

<<Podemos pues muy bien afirmar que la lucha heroica de la pequeña Numancia contra la prepotencia  de Roma posee un interés universa.>> Schulten (1914)

El imaginario colectivo tiene una importante base en el ámbito de la educación, tema siempre preocupante y cuyo ejemplo claro procedemos a ver con el tema numantino. En los libros de texto de las escuelas de los primeros años del XX se podía leer:

<<De rodillas deberíamos invocar los nombres de Sagunto y de Numancia>> Benejam (1914)

<<… el corazón de España en lucha contra el Imperio latino>>, <<esa Castilla que debía ser centro del mayor Imperio de la tierra […] quedaba un núcleo de audaces y valientes guerreros dispuestos a morir antes que ser esclavos de Roma.>> Marulí sa.

La llegada de la Guerra Civil acentuará aun más la gesta numantina. Numancia será utilizada por ambos bandos como ejemplo para los suyos, así el gobierno republicano usará el sacrificio y la valentía. Rafael Alberti adaptará La Numancia de Cervantes para su estreno en el teatro de la Zarzuela en medio de un Madrid cercado por el ejército franquista (1937), al que se equipara con el imperialismo romano. La obra finalizará con un verso: «España será al fin la tumba del fascismo». Por su parte, en 1961, la misma obra pero adaptada por el escritor franquista José María Peman y por Francismo Sanchez Castañer, se estrenará en el teatro de Mérida, donde Numancia es un antecedente del asedio al Alcazar de Toledo en manos golpistas por el gobierno republicano. Finalmente, durante la dictadura Numancia será un episodio siempre tratado en los libros de texto y la utilización de la Historia con fines ideológicos para la creación y fomento de este imaginario colectivo. Esto se puede observar en párrafos como los que siguen:

<<…los celtíberos fueron gente noble y amante de la libertad. Para ellos, como para todos los españoles buenos patriotas, el morir luchando por la patria era un honor>> Martí Alpera (1955)

<< …cuando entraron en la ciudad las tropas romanas, sólo hallaron en ella ruinas, cenizas y cadáveres, muestras preciadas del estoico valor y el amor a la independencia de la noble raza española, que prefiere la muerte a perder la libertad y el honor.>> Maillo (1942)

<<… que los niños futuros tomen definitivamente partido por España […] sobreexcitar y utilizar esa gran fuerza infantil, hasta ahora tan desaprovechada en España, que es el entusiasmo y la facilidad para tomar partido>> Historia de España contada con sencillez. Jose Mª Peman (1938)

Para reflexionar:

  1. ¿Qué cuatro o cinco elementos componen nuestro imaginario colectivo acerca de Numancia?
  2. ¿Qué otros ejemplos a nivel nacional han seguido este proceso?, ¿y a nivel internacional?
  3. ¿Qué aspectos marginales se dejan de lado en el caso de Numancia?
  4. ¿El imaginario colectivo existe solo en Historia?, ¿a qué otros grupos sociales se puede aplicar?
  5. En el apartado «para saber más» incluimos un articulo reciente relacionado con Numancia. ¿Somos capaces de detectar el lenguaje propio del imaginario colectivo?
  6. ¿Somos capaces de detectar aquellos añadidos a la base real en cada uno de los textos seleccionados?
  7. En nuestros días… ¿se usa Numancia como imaginario colectivo?

Para saber más: