El proyecto de la ILE. Educación a finales del XIX y principios del XX.

abril 4, 2019 Escrito por: Tablilla De Cera - No hay comentarios

Nuestro artículo mensual de marzo quizás pueda parecer que se sale de nuestro estilo habitual al tratar un tema muy concreto: La Institución Libre de Enseñanza. No obstante pensamos que puede resultar interesante como reflexión histórica y enlaza con el debate historiográfico y la forma de tratar la Historia que ya hemos visto en alguna ocasión (La Tablilla de Cera: Historiografía: ¿Cómo trabajan los historiadores?). Nuestro objetivo este mes es hablar sobre la Institución Libre de Enseñanza (ILE), organización que quizás conozcamos como el centro dónde se formaron muchos de los artistas de comienzos del siglo XX como Joaquín Sorolla, Antonio Machado, Luis Buñuel, Lorca o Salvador Dalí. Quizás en nuestra idea colectiva ha quedado la idea de ser la escuela desde donde dieron el salto los grandes artistas de comienzos del siglo XX, idea que no refleja la realidad de una institución renovadora del sistema educativo ni explica sus orígenes, su abrupto final y otros nombres destacados ajenos al mundo artístico. Así, en este artículo veremos un repaso de inicio a final de la ILE, el objetivo de su creación, sus postulados educativos y la influencia para el sistema educativo de la época.

Nuestro contexto histórico se enmarca en la segunda mitad del siglo XIX en el mundo universitario. Nos encontramos durante el convulso reinado de Isabel II, donde nos encontramos varios modelos constitucionales y una intensa lucha política que afectará a los modelos educativos que tratan de consolidarse en un Estado moderno que tiene como objetivo alfabetizar a toda esa masa de población sin acceso a los estudios más básicos y establecer el acceso a parte de la ciudadanía a los estudios universitarios, que se ven influenciados por las potentes corrientes educativas que llegan desde Europa. En 1860 el marco legislativo general lo marca la Constitución de 1845, si bien tenemos dos proyectos constitucionales que por diversas causas no ven la luz: el de 1852 dirigido por Bravo Murillo que más bien adopta la forma de un Estatuto Real y en 1854 con el bienio progresista, un intento de volver a la de 1812 reformada por modelos inspirados en las revoluciones europeas de 1848 pero interrumpido por el golpe de Estado de O’Donell (todo esto lo vimos con detalle en La Tablilla de Cera: De la Pepa a 1978. El marco normativo español en Historia Contemporánea). Esta constitución de 1845 reformaba a su vez la de 1837, aumentando el control de la Corona y del Senado (mayoritariamente afín a la Corona) según el modelo de los partidos moderados y los sectores conservadores de la sociedad. Esta legislación acabaría afectando a la universidad, que era una de las puertas de entrada de las nuevas ideas europeas y en la década de 1860 se produce el choque entre estos sectores conservadores y el mundo intelectual que empezaba a adoptar modelos de enseñanza que chocaban peligrosamente con la doctrina de la Iglesia. Hablamos fundamentalmente del modelo krausista (Krause, filósofo alemán, 1781-1832) que entendía el modelo educativo como generalista y experimental, generalista al estar organizado en grados de conocimiento que iban aumentando con la formación del alumno y experimental poniendo al alumno en contacto con el medio (fomentando excursiones, por ejemplo). Así mismo, los krausistas entendían que la educación debía de estar al margen de la religión, no negaban la existencia de Dios ni atacaban directamente a la doctrina cristiana pero si tenían claro que la educación debía ser laica en exclusiva.

Francisco Giner de los Ríos, fundador de la ILE. (Vía Wikipedia)

En este contexto se produce el choque entre algunos destacados profesores de la Universidad Central de Madrid, críticos con algunas actuaciones de la monarquía de Isabel II y el gobierno central que establece una serie de medidas como la ley Moyano de 1857 o la circular de 1864 que prohibía expresamente las opiniones que atentaran contra la monarquía o contra el concordato Iglesia-Estado. El choque entre gobierno y profesorado desembocó en protestas universitarias sucesos como los de la Noche de San Daniel en 1865, con la carga de unidades de la Guardia Civil contra los manifestantes en la Puerta del Sol causando 14 muertos y casi 200 heridos y provocando la crisis política que desembocó en la caída del gobierno de Narvaez, siendo sustituido por O’Donell. En 1867 la negativa de un grupo de docentes a participar en una campaña de adhesión a la Monarquía les lleva a ser expedientados y expulsados de su cátedra. Emilio Castelar, Nicolás Salmerón (ambos serán Presidentes del Gobierno una década después), Giner de los Ríos, Sanz del Río, Fernando de Castro, serán algunos de estos docentes protagonistas en la década de los 60.

La Revolución de 1868 que supone el inicio del Sexenio democrático, la caída de Isabel II y su gobierno (Narváez-O’Donell) y posteriormente el intervalo de Amadeo de Saboya y la I República, suponen un giro en la política universitaria, reafirmando expresamente la libertad de cátedra y readmitiendo y derogando las sanciones contra los docentes expedientados. Parecía que la cuestión universitaria sobre la libertad de cátedra era algo solucionado y reafirmando durante los 6 años que van desde La Gloriosa de 1868 hasta el fin de la I República en 1874, pero los problemas sociales y políticos de la España de finales del XIX dieron al traste con las aspiraciones republicanas tras el manifiesto de Sandhurst de Cánovas del Castillo a favor de Alfonso XII y el consiguiente pronunciamiento militar de Martínez Campos. El sistema Canovista devolvió cierta estabilidad política al Estado mediante un sistema bipartidista encabezado por Sagasta en el partido liberal y Cánovas para los conservadores, sistema no exento de polémica al sustentarse de facto en el control de los caciques locales y los consiguientes pucherazos en las elecciones. 

Durante los primeros años de la Restauración, el gobierno de Cánovas tuvo que pactar con los sectores más radicales del conservadurismo político afectando de nuevo al derecho de cátedra e investigación al volver a la Ley Moyano y la vuelta al ministerio de Fomento de Manuel Orovio (promotor de la circular de 1864). De nuevo, Francisco Giner de los Rios, Castelar, Salmerón, Seguismundo Moret, Gumersindo de Azcárate y otros exponen su rechazo mediante el manifiesto «exposición colectiva», lo cual les lleva a ser nuevo expulsados de sus cátedras e incluso recluidos en prisión.

Dos años después se aprueba la Constitución de 1876, un texto redactado por los canovistas y pactado con los liberales de Sagasta, que a pesar de aportar tímidos avances de los proyectos constitucionales del Sexenio, era una vuelta atrás al texto constitucional de 1845 (volvemos a recordar nuestro artículo dedicado al constitucionalismo español). Este año de 1876, estos catedráticos ya libres de prisión pero sin poder ejercer en la Universidad pública, deciden poner en marcha un proyecto privado de enseñanza, aprovechando un hueco legal que les ofrecía la nueva constitución. Nace así la Institución Libre de Enseñanza.

<<Art. 12. Cada cual es libre de elegir su profesión y de aprenderla como mejor le parezca. Todo español podrá fundar y sostener establecimientos de instrucción o de educación con arreglo a las leyes.>> Constitución de 1876 

Con un primer profesorado compuesto por estos docentes expulsados, en apenas 5 años se incorporan como docentes alumnos salidos de la primera promoción de la ILE (José Ontañon, Joaquín Costa, Bartolomé Cossío…) y salen de sus aulas personajes tan relevantes como Leopoldo Alas «Clarín» o Eduardo Soler. En esta primera etapa la enseñanza es únicamente a nivel universitario pero pronto extenderán el modelo a lo que hoy conocemos como educación primaria y secundaria y se abrirán nuevos centros tanto en el entorno de Madrid (Guadarrama) como en otras provincias (León, Alicante…)

¿En qué consistió el sistema educativo promovido por la ILE?, ¿cual es su influencia en los sistemas educativos creados a partir de la Transición? La ILE trataba de dar al alumno una formación continua desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde (horario que se mantiene en la educación actual) y en un sistema de grados cíclicos: el alumno iba ascendiendo de curso comenzando la materia desde el mismo punto que en el grado anterior pero aumentando la dificultad y los conocimientos, así mismo a mayor grado se exigía un mayor proceso de crítica y reflexión por parte del alumno prestando atención a la educación estética. 

Manuel Bartolomé Cossio, retrato de Sorolla. (Vía Wikipedia)

Esta educación estética es una de las bases de la propuesta educativa de la ILE, una percepción en cierta manera novedosa -aunque si retrocedemos a periodos históricos tan remotos como la Grecia clásica o el Renacimiento podemos ver algo de esto-, que no ha tenido continuidad en los sistemas educativos actuales. Para los docentes de la Institución, encabezados por el pedagogo Bartolomé Cossío, la educación estética consiste en potenciar la expresión artística del niño mediante el juego y el contacto con el medio que le rodea pues, solo cuando juega, el niño crea. A través de esto se busca fomentar la belleza y la perfección, la proporción, la armonía y el equilibrio de las cosas y las acciones. Solo así se pueden -enlazando con el ideal humanista- crear hombres libres, individuales y únicos. 

Este modelo pedagógico que marca el trabajo de la ILE en las aulas se basa en la idea de formar hombres mediante la crítica y la reflexión en lugar de «informar» mediante datos y datos al alumno, fomentando así la tolerancia, la equidad y la solidaridad para evitar o frenar -en palabras de Castillejo en 1976- «la furia de la exterminación que ciega a todos los partidos, escuelas y profesiones». Y todas estas ideas deben plasmarse en un programa educativo que no esté contenido en un aula, sino que debe estar en consonancia con la vida y la experimentación diaria mediante excursiones campestres, visitas culturales y ejercicio físico. Plantean así una oposición clara a la educación utilitaria que busca crear profesionales especializados en lugar de ciudadanos críticos. Quizás todo este planteamiento podamos resumirlo en la reflexión que hace Giner de los Rios sobre la intelectualidad y moral de su época:

 

<<El vicio fundamental de nuestras clases -llamémoslas ilustradas- puede definirse en fórmula precisa. Entre nosotros, las personas de talento son periodistas, catedráticos, clérigos, comerciantes […] pero difícilmente son hombres. De aquí su estrecho especialísimo, su indiferencia mortal hacia todo non plus ultra de su reducido horizonte, y ese profundo divorcio entre la instrucción y la formación, no solo en cuanto a la vida moral, sino en la misma esfera de la inteligencia, donde a cada paso tropezamos con un sabio archiglorioso, un artista celebérrimo o un político rutilante, que si entienden más o menos de sus respectivos oficios, no se les importa un bledo de los demás, y muestran una casi total ausencia de aquellas ideas, principios, sentimientos, gustos y hasta maneras […]. De esta miseria de nuestra vida intelectual es no se si diga cosa parcial o efecto, la de nuestra enseñanza.>> Giner de los Ríos.

¿Qué repercusión tuvo la Institución Libre de Enseñanza en el marco intelectual y educativo de finales del XIX y comienzos del XX en España? Desde la ILE se promovieron diversas instituciones que, a pesar de la fuerte oposición política y de los sectores más conservadores de la sociedad, promovieron una apertura educativa, científica y cultural de España.

1.-ILE (actual Fundación Fco. Giner de los Ríos) / 2.- Instituto Internacional para mujeres / 3.- Residencia de Señoritas / 4.-Museo de Ciencias Naturales / 5.-Residencia de Estudiantes / 6.- Auditorium (actual Iglesia del Espíritu Santo) / 7.- actual CSIC

Quizás la creación más destacada sea la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), institución presidida por Ramón y Cajal mediante un Real Decreto de 1907 firmado por Alfonso XIII que quedaba sujeta al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y cuya función era promover la investigación científica y la formación de los alumnos a un nivel internacional. La Junta consiguió posicionarse muy pronto como institución a nivel europeo pero la victoria franquista durante la Guerra Civil supuso el cierre de la institución en 1939 y su relevo por el CSIC, aunque este presentaba unos postulados opuestos a las tesis de la JAE y la ILE (véase «para saber más»)

El Museo de Instrucción Pública o Museo Pedagógico Nacional, nacido en 1882 y dirigido por Cossío, tenía como objetivo formar al profesorado a nivel de pedagogía y no solo en sus respectivas materias e, igualmente, servir como centro de investigación en antropología pedagógica. Así mismo fue un destacado impulsor en la creación de una red de bibliotecas, llegando a convertir su biblioteca principal (que se conserva aún en la Residencia de Estudiantes) en la segunda en volumen después de la Biblioteca Nacional. En 1941, acabada la guerra, fue desmantelado y sus fondos y funciones adscritos al control del CSIC.

Ramón Menendez Pidal. (Vía Wikipedia)

En el ámbito de la investigación científica se crean en 1910 y bajo el paraguas de la JAE el Centro de Estudios Históricos y el Instituto Nacional de Ciencias Físico – Naturales. El primero supuso un impulso para el avance de la historiografía española que intentaba ponerse a la altura de la investigación europea. Así, se recopilan las fuentes históricas y se fomenta la crítica de estas fuentes, indispensable en Historia. Se impulsan misiones arqueológicas y estudios etnográficos (especialmente el folclore en España). La dirección del Centro de Estudios Históricos recayó sobre el historiador Ramón Menéndez Pidal, especialista en medievo y folclore y director de una enciclopédica obra colectiva, «Historia de España», que aún figura como obra de consulta en toda biblioteca especializada. 

Santiago Ramón y Cajal. (Vía Wikipedia)

En el ámbito de las ciencias puras, El Instituto Nacional de Ciencias Físico- Naturales se crea el mismo año y agrupa bajo una sola dirección todos los organismos relacionados con las ciencias físicas y naturales para favorecer una mejor gestión e impulsar su crecimiento. En el Real Decreto de su creación figura como fines del INCFN el impulso a los laboratorios y publicación de investigación científica, la atención a los investigadores y alumnos españoles en el extranjero procurando el regreso de sus investigaciones para favorecer la investigación española. Su dirección recae sobre Ramón y Cajal y en un primer momento agrupan en el INCFN el Museo de Ciencias Naturales (junto con sus sedes en Santander y Baleares), el Museo de Antropología, el Jardín Botánico, el Laboratorio de Investigaciones Biológicas y el de Investigaciones Físicas (ambos creados por la JAE unos años antes) y la creación de una Estación alpina para el estudio biológico. Ambas instituciones, CEH e INCFN serán integrados en el CSIC con el decreto de cierre de la JAE en 1939.

Pabellón Trasatlántico de la Residencia de Estudiantes. (Vía Wikipedia)

La Residencia de Estudiantes (1910) quizás sea la institución por la que más se conoce la labor de la Institución Libre de Enseñanza, a veces confundiendo ambas. Esta residencia se crea, al igual que el resto de instituciones a expensas de la JAE -que recordemos es una creación mediante Real Decreto pero patrocinado por la ILE y con docentes de la ILE- pretendiendo ser un lugar dónde compartir estudios, fomentar la convivencia de estudiantes y la creación artística. Bajo la dirección de personajes como Menéndez Pidal y Ortega y Gasset ya desde la arquitectura y naturaleza del lugar en los Altos del Hipódromo (o Colina de los Chopos según Juan Ramón Jiménez) en Madrid se busca la educación estética de la que hablamos en la primera parte. En esta Residencia de Estudiantes se llegan a encontrar muchos de los protagonistas de la llamada Edad de Plata de las letras y las ciencias españolas, desde el famoso trío Buñuel – Lorca – Dalí, a Alberti, Jorge Guillén, Severo Ochoa, Juan Ramón Jimenez, Unamuno, Manuel de Falla, Blas Cabrera o Eugenio d’Ors. Sin duda uno de los éxitos de la Residencia de Estudiantes fueron los ciclos de conferencias que se impartían en el auditorium y por donde llegaron a pasar decenas de personalidades internacionales del ámbitos de las ciencias y el arte como Howard Carter, Max Jacob, Albert Einseint, John Maynard Keynes o Marie Curie. Su éxito se interrumpe con la Guerra Civil y en 1939 la mayor parte de sus terrenos se integran en el CSIC mientras que otros, como el auditorium de conferencias se derriba y pasa a manos del Opus Dei donde hoy se encuentra la Iglesia del Espíritu Santo.

Residencia de Señoritas. (Vía diariodeleon.es)

Hemos dejado para el final una última institución, la Residencia de Señoritas, creada en 1915 bajo la dirección de María de Maeztu, de quien leemos:

<<Ha sido y es el único ideal de mi vida crear en el viejo solar de nuestra tierra un hogar para las mujeres estudiantes de España, donde encuentren cubiertas, de una manera adecuada, no sólo las necesidades materiales, sino lo que vale más aún, al ambiente espiritual y la disciplina moral que hacen posible una vida noble y digna.>> María de Maeztu.

María de Maeztu. (Vía Wikipedia)

Aunque en un primer momento la ILE es una institución exclusiva para la formación universitaria del hombre, los cambios sociales y la lucha de la mujer desde finales del siglo XIX, no tarda en llegar al ámbito de la Institución la necesidad de dar una formación superior a mujeres de clase media-alta. Aunque se crea a expensas de la JAE al igual que la Residencia de Estudiantes su bajo presupuesto hizo necesarias las aportaciones privadas que general y paradójicamente llegaban desde las denominadas por la dramaturga Blanca Blatés, «maridas», esposas de los prohombres liberales del periodo que no tenían intención de participar o formarse en la Residencia pero sí que aportaban fondos para financiar sus actividades. La función de la Residencia de Señoritas era la misma que la de su contrapartida masculina. En su creación ocupó el primer recinto de la Residencia de Estudiantes en la calle Fortuny antes de que esta pasase al otro lado de la Castellana en los Altos del Hipódromo. Estos terrenos, además, estaban vinculados al Instituto Internacional para mujeres en España, un centro cultural para la formación internacional de mujeres fundado en 1903 por la estadounidense Alice Gulick y que ya desde 1907 colaboraba con la JAE. Así, la ubicación de la Residencia de Señoritas en 1915 no es baladí ya que supone la colaboración estrecha entre ambas instituciones y las aportaciones económicas del Instituto americano hacia la Residencia de Señoritas. El éxito de esta institución que empezó con 30 alumnas vienen dado por los importantes nombres que salieron de sus aulas: Victoria Kent, Matilde Huici, María Zambrano, Josefina Carabinas, Juana Moreno, Clara Campoamor o Gabriela Mistral. Tras el parón de la guerra, en 1940 la Residencia de Señoritas se reabre como Colegio Mayor Santa Teresa de Jesús, bajo dirección de la Sección Femenina de la Falange y sin relación con los principios educativos de la ILE.

Para reflexionar:

  1. ¿Conocías la existencia de la Institución Libre de Enseñanza?, ¿qué sabías sobre ella?
  2. ¿Conocías el contexto político y social en el que se desarrolla la educación -especialmente la universitaria- a finales del XIX?¿
  3. ¿Conocías la influencia de la Institución en la cultura y educación española del siglo XX a través de la JAE?
  4. ¿Conoces otros proyectos educativos?, ¿qué idea general tenías de la enseñanza en el siglo XIX?
  5. ¿Qué diferencias hay en el proyecto de la ILE respecto al sistema educativo español desde la Transición a nuestros días?
  6. ¿Qué otros proyectos educativos conoces al margen del oficial?
  7. El sistema educativo actual… ¿tiene a la educación estética como base o al menos como parte del programa? 

Para saber más: