Heqau khasut. Los Hicsos y el delta del Nilo.

octubre 31, 2019 Escrito por: Tablilla De Cera - No hay comentarios

Este mes viajamos al país del Nilo en el periodo amplio que iría entre los siglos XVII a.C. y XVI a.C. y en el marco geográfico del delta del Nilo que corresponde con el denominado Bajo Egipto, desde el vértice del delta hasta el Mediterráneo. Nuestro tema central serán los hicsos, que en estas fechas son los dominadores extranjeros del delta ante la debilidad de los egipcios, los cuales, según algunas fuentes históricas, llegaron a ser aparentemente tributarios de los reyes hicsos. Sobre este tema central aprovecharemos para hablar sobre las características tanto geográficas como históricas -en esta época- del delta del Nilo. Hablaremos también sobre la difusa idea de frontera en Egipto y su relación con este peculiar medio geográfico así como también sobre migraciones y orígenes de estos hicsos, enlazando con la historia mítica narrada en el Éxodo bíblico y su posible identificación con este periodo histórico del Bajo Egipto.

Bajo Egipto. Mapa de “Introducción al antiguo Egipto» Pérez Largacha, A. y Errandonea, A.

El contexto geográfico siempre es importante a la hora de enfocar cualquier tema histórico sobre un territorio concreto pero quizás, al hablar de Egipto, este contexto geográfico se haga aún más indispensable. La relación de Egipto con su medio natural es algo sabido: el Nilo se convierte desde las primeras sociedades neolíticas, en la base del asentamiento de poblaciones y su régimen de vida a lo largo del año. No vamos a repetir aquí el proceso de crecidas del Nilo y el sistema egipcio para aprovechar el limo (el sedimento especialmente fértil que deja el río en su decrecida) en los cultivos, ni tampoco la barrera que supone la cercanía del desierto en ambos extremos del núcleo del río, pero sí que debemos mencionar entre las características propias del ecosistema y su relación con la agricultura, que el régimen agrícola egipcio evitaba aplicar la técnica de barbecho, es decir, diferentes cultivos de forma rotativa junto con un espacio de tiempo sin cultivo, el barbecho, para evitar el agotamiento de la tierra por el cultivo intensivo. Esto era así por dos razones fundamentales, la primera debido al escaso terreno aprovechable para cultivo en los márgenes del Nilo pues más allá empezaba el desierto, y la segunda porque no era realmente necesario dado que las crecidas del Nilo y el limo que dejaba el río en su retirada aportaban los nutrientes necesarios para que la tierra siguiese dando excelentes cosechas, de ahí la necesidad del Estado por medir e intentar prever las crecidas para calcular tiempos de hambruna con antelación y guardar así reservas en los graneros reales.

Para hacernos una idea de cifras, se calcula que la población egipcia en época antigua rondaría entre el millón y medio y los cinco millones de habitantes dependiendo si hablamos de una época de auge o retroceso, nos puede parecer poca población teniendo en cuenta nuestras cifras actuales o cifras más avanzadas en el tiempo, pero Egipto consiguió ser potencia internacional con ellas y cuando finalmente pierde su importancia, el Nilo se convierte en el granero de Roma, pudiendo alimentar no solo ese volumen cercano a los cinco millones, sino a la población de la ciudad de Roma y alrededores, que rondaba en tiempos de Augusto, un millón de ciudadanos romanos, a los que habría que sumar los habitantes con régimen latino, peregrino o esclavo.

Al margen de estos condicionantes, el delta a su vez configura aún más el asentamiento de poblaciones y las características de las mismas. Hoy en día el delta solo cuenta con el brazo que desemboca en Rosetta (oeste) y el que lo hace en Damieta (este) como canales principales, pero en la antigüedad el delta contaba con una configuración de canales -naturales y excavados- mucho mayor como nos cuenta Heródoto en el siguiente pasaje:

…a su paso por la ciudad de Cercasoro el Nilo se divide en tres brazos: al este el Pelusiaco, al oeste el canópico y el que es recto, sigue así: corre hacia arriba y llega al vértice del Delta; desde allí corta el Delta por el medio y se echa en el mar; no es el brazo que le aporta menor caudal ni es el menos célebre, y se llama brazo sebennítico. Hay aún otras dos bocas que se desprenden de la sebenítica y se dirigen al mar, llamadas la una saítica y la otra mendesia. El brazo bolbitino y el bucólico no son naturales sino excavados.

Heródoto (Euterpe, 17)

A estos canales que servían como vías de comunicación fluviales hay que añadir una serie de lagunas y marismas que rompían una cierta uniformidad del terreno de cara al asentamiento de las poblaciones. Así como en el Alto Egipto la estructura poblacional se va configurando en los márgenes del Nilo en una consecución de poblaciones de mayor o menor importancia a lo largo de todo el tramo, en el Bajo Egipto la concentración de núcleos poblacionales importantes se hace en los extremos del delta, en su interior se dibujan una serie de poblaciones de menor entidad adaptadas a los condicionantes físicos del territorio (lagunas y canales) y generalmente en lugares elevados denominados geziras para buscar unos cimientos más sólidos y evitar posibles problemas de salud derivados de las marismas y arenales cercanos. En la desembocadura, debido a su importancia como puertos marítimos y puerta de entrada de los productos mediterráneos, los egipcios debían planificar y actuar sobre el terreno para construir sus poblaciones. Damieta, Rosetta, Buto, o la mucho más tardía Alejandría (en periodo macedónico) dan cuenta de la importancia de estos puertos marítimos.

Dentro de estas poblaciones importantes que hemos dicho que estaban situadas en los extremos del delta, la mayor concentración se sitúa en el extremo oriental. El extremo occidental contaba con escasas poblaciones (Hermopolis Parva,) debido a su cercanía con las belicosas tribus libias que realizaban razzias en busca de las cosechas egipcias. La diplomacia egipcia no se sentía muy interesada por mantener contactos con estas poblaciones por carecer de estructuras de poder centralizadas que rivalizasen con el poder egipcio y que pudiesen aportar un comercio activo.
En este extremo oriental, pues, se situaron grandes poblaciones como Avaris, Hermópolis, Pelusium o Tanis. Era esta la vía de enlace entre el Alto Egipto y la costa sirio-palestina, de vital importancia para Egipto debido a las potencias que operaban en el Próximo Oriente y Anatolia (babilonios, mitanos, hititas, cananeos…) y a los intereses egipcios en las minas del Sinaí.

Así, en este extremo oriental, en el vértice del delta, se iniciaba el Camino de Horus (o los Caminos de Horus, pues no había varias vías y ramales) desde donde se iniciaban las campañas militares desde finales del Reino Medio y, especialmente en el Reino Nuevo. A lo largo de todo el delta oriental hasta alcanzar la costa y emprender dirección hacia el paso del Sinaí existía toda una red de fortalezas que conocemos bajo el nombre de Muros del Príncipe, que tenían una función defensiva y de control de las migraciones de asiáticos.

Tras ponerme en camino hacia el norte, alcancé los Muros del Príncipe, hechos para detener a los asiáticos y para pisotear a los nómadas [del Sinaí].

Historia de Sinuhé, R 41-43.

Fortaleza de Tjaru en el Camino de Horus, al norte del Sinaí. Foto del Ministerio de Antigüedades de Egipto.

Desde los Muros del Príncipe, el Camino de Horus controlaba la ruta hacia siria-palestina mediante una serie de fortificaciones que coincidían generalmente con las fuentes de agua y que permitían el paso seguro de las tropas sin temer asaltos de las tribus nómadas que habitaban en el Sinaí.

Esta península estaba bajo teórico control egipcio pero sus habitantes no formaban realmente parte de la sociedad egipcia. Aquí habitaban una serie de tribus nómadas mezcladas con trabajadores y funcionarios egipcios en una sociedad mixta que merecería un artículo aparte y que sirvió, entre otras cosas, para configurar un alfabeto egipcio más reglado (véase: La Tablilla de Cera: Escritura en Protohistoria y Edad Antigua). Estas tribus junto con las procedentes de territorio cananita, causaban inestabilidad en la zona desde el Reino Antiguo, algunas de las cuales se fueron asentando -de forma reglada por Egipto o no- en el interior del delta. La percepción que tenían los egipcios de estos nómadas podemos observarla en textos como el siguiente:

Esto puede decirse de los nómadas: el vil asiático es un miserable a causa del lugar donde habita, pobre de agua y vacío de árboles. Sus caminos son numerosos y difíciles, a causa de las montañas. no vive en un solo lugar: el alimento impulsa sus pies. Combate desde el tiempo de Horus y no vence ni es vencido. No anuncia día del combate, como un ladrón que asalta un grupo.

Instrucción para Merikare.

El Sinaí era pues una región estratégica. El norte peninsular era la vía de paso y comunicación con Mesopotamia y la costa sirio-palestina. El sur se caracterizaba por ser una de las principales regiones mineras de Egipto. De hecho el nombre egipcio para designar al Sinaí, Biau, significaba literalmente «región minera». De aquí se extraía turquesa, malaquita o cobre.

Vista la importancia geoestratégica del delta del Nilo y la zona del delta, vayamos ahora con el contexto histórico en el que enmarcamos a los hicsos.

No nos queda claro si todo Egipto llegó a estar bajo control hicso durante algún corto espacio de tiempo o si, más bien, los reyes tebanos de las dinastías XVI – XVII fueron sometidos a vasallaje por parte de los hicsos del delta. En cualquier caso la pérdida de poder en el delta del Nilo a favor de los hicsos, que establecen su centro principal en Avaris, es clara y no será hasta la llegada de Kamose cuando pierdan su importancia en el devenir de la Historia.

Entre el 1760 a.C. y el 1539 a.C., algo más de 200 años, encontramos el II Periodo Intermedio, unos años confusos por falta de datos donde encontramos, según el listado de Manetón y el papiro real de Turín, hasta cinco dinastías distintas, la mayoría compartiendo espacio de tiempo. Hay una clara debilidad del Estado egipcio como tal y retraimiento de su área territorial, aunque esto será matizado hacia el final del artículo. El proceso parece iniciarse en la XII Dinastía, aunque ya hemos visto que la presencia de tribus asiáticas y beduínas -incluso libias- era una constante desde tiempos remotos. Notamos una preocupación por colonizar -y por falta de colonos autóctonos- partes estratégicas del delta. La XIII Dinastía pierde poder en el delta y los reyezuelos controlan partes del territorio en el noreste (la XIV Dinastía). La XV Dinastía ya es considerada una dinastía plenamente bajo control hicso. A estas habría que sumar la XVI y XVII egipcias, que tendrían sede en Tebas y que se enfrentan a las dos anteriores.

Pero, ¿qué origen tenían estas poblaciones extranjeras a las que llamamos hicsos y de dónde procede su denominación?

No podemos establecer un origen étnico común para los hicsos, no hay un «pueblo hicso» como tal que realice una invasión del territorio, no existe constancia alguna de su presencia en ninguna región del oriente mediterráneo. El nombre hicso es una creación a posteriori de los griegos al recoger y estudiar la Historia egipcia.

Caravana de cananeos en la tumba de Khnumhotep II. Via: Wikipedia

Los Muros del Príncipe no eran infranqueables, más bien actuaban a modo de aduana, controlando el paso de comerciantes y viajeros y asegurando la estabilidad de la zona. Con los reinados de Amenemhat III y Amenemhat IV (Dinastía XII, 1980 a.C. -1790 a.C.) la política migratoria cambia y permite y orienta el asentamiento de poblaciones asiáticas y nómadas en el delta del Nilo, especialmente en la parte oriental, en torno a lo que será la ciudad de Avaris.

Prueba del interés de los gobernantes egipcios por establecer población y ordenar el poblamiento en esa zona la tenemos en algunas pinturas murales, como la caravana que figura en la tumba del gobernador de El Orix, Khnumhotep II. Aquí se representa una caravana de asiáticos cananeos llegando a Egipto, siendo el primer personaje por la derecha, el reyezuelo del grupo. Su nombre y cargo figuran a su espalda en jeroglífico: heqa khaset Abisha, que traducimos como «el jefe de país extranjero, Abisha». Es este título «heqa khaset» el que será tomado en plural (heqau khasut) por los griegos para dar lugar al nombre de hyksos y que ellos traducen exactamente como «jefes de los países extranjeros [en Egipto]».

Estos cananeos mencionados en la tumba de Khnumhotep II se establecen en el delta junto con otros grupos poblacionales. Son diversos grupos con sus reyezuelos «heqau khasut», que acabarán tomando el control del territorio. Algunas fuentes que nos indican la diversidad del origen de estas poblaciones son, por ejemplo, el relato bíblico, donde encontramos ciertos paralelismos que avalan los contactos cananeos con el Egipto faraónico de forma habitual:

Había hambre en todas las regiones; pero en todo Egipto había pan. […] De todos los países venían también a Egipto para proveerse comprando grano a José, porque el hambre cundía por toda la tierra. Vio Jacob que se repartía grano en Egipto y dijo Jacob a sus hijos: «¿por qué os estáis ahí mirando? Tengo oído que hay reparto de grano en Egipto. Bajad a comprarnos grano allí, para que vivamos y no muramos» […] Fueron, pues, los hijos de Israel a comprar con otros que iban, pues había hambre en el país cananeo.

Génesis 41, 54-42, 5

Se trata pues de grupos migrantes que se mueven por inestabilidad en su zona, una constante histórica donde, en el Génesis en este caso nos habla de hambruna. La visión de estos migrantes rara vez nos aparece a lo largo de toda la Historia, pero la visión egipcia con los tópicos propios que ya hemos visto, nos indica varios ejemplos del periodo de inestabilidad y del origen variado de estos migrantes:

Los nomos están destruidos. Extranjeros de fuera han venido a Egipto.

Los reprobatorios de Ipuwer

De Sincelo, según Africano.
«La dinastía XV estuvo constituida por reyes pastores. Hubo 6 extranjeros procedentes de Fenicia, que se apoderaron de Menfis. En el nomo setroita fundaron una ciudad, desde la cual subyugaron a Egipto…»

Manetón – Dinastía XV

Aparte de cananeos y fenicios, estudiando los nombres propios que aparecen en diferentes jeroglíficos asociados a este periodo y a esta zona, encontramos a un tal SMĶN, cuya traducción posible es en hurrita Shimiqe-Eni o en ugarita Shamuqenu, un semita del noroeste llamado `PR-`NTJ («Polvo de Anat»), otro semita de la variante del oeste, SKR-HR («Recompensa de Har») o amorritas que no podemos traducir como ӇY3N, solo por poner algunos ejemplos.

Signo jeroglífico para heqa khaset, jefe del país extranjero.

Así, bajo la designación griega de hyksos encontramos un buen número de grupos de población de orígenes étnicos distintos, todos provenientes de la costa sirio-palestina, Sinaí o incluso del occidente mesopotámico. Algunos de estos heqau khasut (jefes de pueblos extranjeros), alcanzarían el control de amplias zonas del territorio en, al menos, el Bajo Egipto, hasta llegar a disputar el control del delta a un Egipto faraónico que ya desde la XII dinastía empieza a tener retroceso en su control del Estado y repliega su poder efectivo hacia el Alto Egipto, con un breve periodo donde seguramente llegasen a ser tributarios de estos hicsos.

Un dato a tener en cuenta es que estos heqau khasut, debido al largo tiempo de contacto y a su asentamiento en un Estado ya organizado (algunos grupos migrantes son incluso proto-sedentarios), se adaptan a las estructuras sociales y políticas existentes, es decir que sufren un proceso de aculturación a favor de la forma de vida egipcia y en detrimento de sus antiguas costumbres. Las fuentes materiales y textuales no parecen diferenciar entre estructuras hicsas y egipcias, de hecho si se observa la intencionalidad de los heqau khasut de imitar los modelos egipcios: el rey Auserra/Apophis, un hicso de la XV dinastía, reconvierte una esfinge de Senusert III (dinastía XII, egipcia) pero el texto inscrito aparece su nombre de Horus, es decir la fórmula egipcia para representar el título de faraón (un halcón representando a Horus sobre el serej, la representación de la fachada del palacio real). Podemos incluso rastrear este proceso de aculturación desde las primeras inscripciones donde el rey/faraón hicso aparece como heqa hasut (jefe del país extranjero) hasta las últimas fases del dominio hicso, donde ya usan la titulatura real egipcia.

Hacia el 1649 a.C., desde el Alto Egipto con sede en Tebas, las dinastías XVI y XVII comienzan a recuperar lentamente parte de su poder. Desde esta fecha hasta 1539 a.C. se sucederán periodos de guerra y paz entre las dinastías hicsas del Bajo Egipto (XIV y XV) y las tebanas del Alto Egipto (XVI y XVII). Muchos siglos después, durante los princeps flavios en Roma, el historiador Flavio Josefo nos dice:

Después se produjo una rebelión de los reyes de la Tebaida [Tebas y su ámbito de influencia] y del resto de Egipto contra los «pastores» [Reyes pastores, los hicsos], y estalló entre ambas partes una terrible y prolongada guerra.

Contra Apión. Flavio Josefo.

Kamose (Dinastía XVII) derrotando a los hicsos

El relato histórico a partir de Kamose, último faraón de la dinastía XVII que llevó la guerra hasta las puertas de Avaris, sede del poder hicso, siempre recordará el origen extranjero de los hicsos y la tradición griega que recoge estos relatos seguirá esta línea, creando la designación de hyksos (heqau khasut). Con buena probabilidad de certeza, el relato bíblico nos recogerá la expulsión de los hicsos por medio del conocido relato del Éxodo, pues pese al baile de cronologías, el final del periodo hicso es el único periodo histórico donde podemos enmarcar la hipotética huida de los israelitas de Egipto.

A pesar de esta tradición historiográfica de lucha contra el invasor, debemos tener en cuenta el proceso de aculturación que se aprecia en las escasas fuentes textuales y arqueológicas que nos hablan sobre los heqau khasut, fruto del largo periodo de contacto previo -anterior al II Periodo Intermedio- en el delta del Nilo. Cuando se produce la expulsión de los hicsos nos resulta más propio, no hablar de un proceso de reconquista del territorio, sino quizás de una lucha entre las dinastías que residen en Tebas y consiguen una mayor autonomía y las dinastías de origen hicso, que cuentan una estructura social y de poder claramente egipcia similar a las tebanas.

Para reflexionar

  1. ¿Cómo se produce el establecimiento de los hicsos en el delta del Nilo?
  2. ¿Podemos hablar realmente de invasión o conquista?, ¿cómo se produce el auge de poder de las dinastías hicsas?
  3. ¿Podemos hablar de una pugna entre dinastía rivales (Avaris y Tebas) pero con similar estructura socio-política?
  4. ¿Por qué durante la Dinastía XII se siente la necesidad de establecer poblaciones asiáticas en partes importantes del delta del Nilo?, ¿a qué obedece esta estrategia?
  5. ¿Existe un pueblo hicso?
  6. ¿Hasta qué punto podemos suponer el proceso de aculturación de los migrantes hicsos en el Bajo Egipto?
  7. ¿Qué desemboca la expulsión de los hicsos a partir de Kamose y el Reino Nuevo?
  8. ¿Podemos hablar realmente de expulsión del «pueblo hicso» o de derrota del poder de Avaris y los faraones de origen hicso?

Para saber más: