La aplicación del plano hipodámico en el mundo grecorromano.

mayo 30, 2018 Escrito por: Tablilla De Cera - No hay comentarios

Sobre Hipodamo de Mileto sabemos que es el padre del urbanismo en damero, en cuadrícula, con calles perpendiculares y manzanas cuadradas o rectangulares del tipo actual del barrio de Salamanca en Madrid o el Ensanche de Barcelona. Entendemos por lo general que este griego fue el primero o de los primeros en establecer la cuadrícula para una regulación optima de las ciudades y que, tras la planificación de varias póleis griegas, su ejemplo pasa a Roma, que lo perfecciona en el mundo civil y castrense mediante los agrimensores, profesionales cualificados que hacen de la planificación urbana casi un arte. Pero, ¿realmente es esta imagen correcta?, ¿la regulación en damero nace con Hipodamo y se extiende de forma generalizada en todo el ámbito grecoromano?, ¿realmente es así la imagen de perfección cuadriculada que tenemos de los campamentos romanos?. Vamos a ello:

No, ya existía planificación urbana en cuadricula antes de Hipodamo de Mileto, precisamente lo vimos hace tiempo en nuestro artículo La Tablilla de Cera: Planificación urbana antes de Hipodamo de Mileto, donde mencionamos ejemplos como Babilonia tras la reconstrucción posterior al asedio y destrucción de las tropas asirias de Senaquerib, el asentamiento de Deir el-Medina en tiempos de Tutmosis I en Egipto, o Tenochtitlan en mesoamérica, que aunque posterior no podía conocer las ideas de Hipodamo de Mileto hasta después de la llegada de Cristobal Colón.
No obstante, las tesis de Hipodamo de Mileto (siglo V a.C.) suponen la idealización de la ciudad en un momento en el que la escuela jónica de pensamiento se impone desde el siglo VI a.C. partiendo desde Mileto (Tales, Anaximandro…) para buscar la geometría del trazado mediante una sencilla red ortogonal y con ello la majestuosidad de las ciudades. Frente al viejo modelo de una ciudad heredera de las culturas minóica y micénica, donde se buscaban los accidentes geográficos y los grandes muros y donde la ciudad se amplia más o menos de forma desorganizada, creando nuevos barrios como extensión de la ciudad primigenia al mismo ritmo que el crecimiento de la población, las nuevas formas de articulación social y guerrera, donde el territorio de la polis se amplia y las alianzas en forma de «liga» o confederación de póleis aliadas llevan el conflicto bélico más allá de los muros de la ciudad o de una única ciudad principal, se busca ahora una regulación urbana que sirva para plasmar una regulación social, idea que Aristóteles pone en boca de nuestro protagonista cuando divide la ciudad ideal entre la parte privada, la religiosa y la parte pública para la organización política de la polis.

Plano de Mileto tras la reconstrucción de Hipodamo

El nuevo entramado urbano de Hipodamo busca la planificación previa de la polis antes que el crecimiento desorganizado, con una trama en damero que prevé las avenidas principales y la articulación entorno a espacios abiertos con función pública (el agora o espacios públicos similares). Esta nueva articulación sin embargo, no calará en las viejas póleis griegas, que seguirán conservando su trama abigarrada, pero si que observamos el nuevo modelo en algunos barrios extramuros, en la fundación de las nuevas colonias y en la reconstrucción de alguna polis destruida tras las Guerras Médicas, que coinciden con la infancia y juventud de Hipodamo.

El ejemplo más paradigmático es la patria de nuestro protagonista, Mileto, que fue destruida por los persas en el 494 a.C. y en el 479 a.C. Hipodamo se encarga de la reconstrucción de la polis. Para ello se abandona el antiguo emplazamiento en el interior y se crea desde cero en la costa, en una península, consciente de la necesidad de controlar los puertos de forma efectiva e integrarlos en la ciudad. Se aprovecha la orografía de la península para diseñar dos puertos (militar y comercial), protegidos por la propia configuración de la costa y articulados entorno a los edificios públicos: el ágora, el estadio y algunos santuarios), tras los puertos y los edificios públicos se crean tres zonas residenciales, cada una mayor que la anterior según se une la península al resto del territorio.

Plano de El Pireo, barrio porturario de Atenas. Vía algargos, arte e historia.

El ejemplo contrario a Mileto quizás sea el de Atenas, que era igualmente consciente de la necesidad de controlar el mar (y lo dominará de facto) e igualmente sufrió el ataque persa pero que prefiere conservar su vieja estructura entorno a la acrópolis y tan solo se implantan las novedades en la nueva zona que se construye entorno al emplazamiento de la nueva zona portuaria, El Pireo, a unos 8 km de la ciudad. El viejo puerto de Falero se conserva pero Hipodamo, en el 451 a.C., planifica tres puertos nuevos, bien protegidos por un saliente del terreno y los articula entorno a un barrio portuario. Aparte, con unos costes enormes para Atenas y por esta reticencia de mantener la polis en el interior, se crean los muros largos entre El Pireo y Atenas (e igualmente se fortifica el camino hacia Falero), una distancia de 8 km que es necesario proteger por ser un punto débil que puede causar la incomunicación por mar de la ciudad.

Una década después, en el 443 a.C., vemos la mano de Hipodamo en el sur de península Itálica, donde, esta vez sí, la Atenas de Pericles no tiene problemas en aceptar la planificación total de su colonia en Turios, en principio bajo la idea ateniense de crear una colonia helénica pero que finalmente quedará bajo total control ateniense. De igual forma, nuestro protagonista actuará ya en sus últimos años de vida, en la creación de Rodas, un éxito a la larga que permitirá a sus habitantes una vida saludable gracias al sistema de abastecimiento de agua y alcantarillado y un éxito comercial gracias a su situación isleña y a sus puertos, que la convertirán en un punto de referencia incluso en época romana (en el 164 a.C. se integra en la provincia romana de Asia) y a pesar del terremoto del 226 a.C. que causará graves daños.

A pesar del éxito probado que supuso la tesis de Hipodamo, su aplicación practica en el mundo helénico es relativa y se limitó, como hemos dicho, a nuevas fundaciones, reconstrucciones tras la guerra y ensanches de la ciudad vieja. Podríamos decir que el plano ortogonal, en damero o hipodámico (todo sinónimos para esta estructura en cuadrícula) llega tarde al mundo griego: las viejas póleis no modifican su estructura, no ven necesidad salvo en casos extremos como Mileto y las nuevas ciudades, las colonias fundadas por estas viejas póleis, ya están consolidadas desde el siglo VII a.C., cuando empieza la expansión demográfica griega. En estas colonias si que se aprecia un trazado más regular y se planifica la estructura vial y la ubicación desde el momento de su fundación, casos que podemos apreciar en Siracusa, Posidonia, Agrigentum o Emporion, que ya no son ciudades a unos kilómetros de la costa buscando promontorios naturales como el caso ateniense, sino que se aprovechan de la geografía del terreno costero, buscando el abrigo de los puertos naturales, vitales para una civilización que entiende el Mediterráneo como vía de comunicación, transporte, comercio o guerra.

Vista aérea de Emporion (Ampurias, Gerona)

El modelo hipodámico pasará a Roma como la forma estándar de planificación urbana. Conforme avanza la expansión territorial, Roma no se limita a tomar las diferentes poblaciones, sino que lleva a cabo una importante labor de fundación de ciudades mediante un sistema de colonias y municipios (municipia) con diferentes estatus jurídicos: Encontramos colonias/municipa con estatus de ciudadanía romana o latina, tema que hemos tratado en alguno de nuestros artículos dedicados a la epigrafía (La Tablilla de Cera: Descifrando epígrafes romanos I: Estatus socio-jurídico). Las colonias tienen una función estratégica de control del territorio, tanto militar como comercial o de viaje, por tanto se encuentra en territorio o bien de frontera o bien en una región sometida pero aun no romanizada. Son extensiones de la propia Roma por lo que sus ciudadanos podían ejercer el derecho a voto en Roma en virtud del ius migrandi (aunque debían desplazarse a Roma) y el Estado podía formar legiones romanas con población nacida en estas colonias (nos referimos solo aquella parte de la población con estatus ciudadano). El municipium tenía un menor de prestigio pero también contaba con mayor independencia respecto a la metrópolis de Roma y sus deberes para con el Estado ya que no incluía funciones de control militar al ser una ciudad planificada en el interior del territorio ya romanizado, donde su función es administrativa y comercial. Será en estos municipia y colonias donde Roma aplique el trazado hipodámico.

Si nos detenemos a ver algunos ejemplos de ciudades con trazado hipodámico no necesitamos ir muy lejos ya que contamos con una serie de interesantes ejemplos en la Península Ibérica. Para el primero de ellos, Colonia Patricia o Córduba, nos remitimos a uno de nuestros artículos más recientes (aparte de que suele aparecer de vez en cuando entre nuestras noticias), donde analizamos los espacios sacros usando el ejemplo cordobés y tuvimos la oportunidad de ver el trazado urbano de la ciudad: La Tablilla de Cera: Reutilización de espacios sacros: El ejemplo del templo Cordobés.

Plano de Itálica. Vía: Arquitectura romana en Hispania.

Itálica, (Santiponce; Sevilla), se crea en época de Escipión Africano en el 206 a.C. Su planta es practicamente cuadrangular, con una serie de edificios monumentales (un templo, el teatro y el circo) formando una L en la esquina noreste y con un foro en el centro, cruzado por el cardo (norte-sur) y el decumano (este-oeste), las dos vías principales desde la que parte, desde el foro, toda ciudad romana. Como consecuencia de la promoción de prohombres de la Bética en el Senado de Roma a finales del siglo I d.C. y especialmente la presencia de los princeps con origen en Itálica, Trajano y Adriano, se crea una ampliación hacia el noroeste con grandes avenidas y compuesta básicamente por casas de tipo domus para familias adineradas. El tamaño de esta ampliación queda patente cuando tenemos en cuenta las dimensiones de las termas mayores, al oeste de esta ampliación, que casi alcanzan a tener el mismo tamaño que la mitad de la ciudad vieja creada por Escipión.

Plano de Barcino. Vía: Arquitectura romana en Hispania.

En Barcino (Barcelona) encontramos un trazado en damero casi perfecto. De planta cuadrangular y con sus dos grandes vías, cardo y decumano, unidas en el foro, que se sitúa ligeramente retrasado respecto al centro de la ciudad, en el lado oeste del cardo y tras él alguna de las edificaciones públicas más destacadas como las termas, dejando la zona del lado al este del cardo, hacia la costa, para la zona residencial. Su fundación es augustea, en torno al año 15 a.C., fruto de la extensa labor fundacional que plantea primero César y que lleva a cabo y amplía el princeps Augusto. El barrio portuario queda sin embargo, fuera del recinto de la colonia, ya que esta se eleva sobre la costa en una elevación del terreno, el Mons Táber (actual Barrio Gótico de Barcelona), que permite el control del comercio marítimo que se hace a través del puerto costero.

Tárraco, por otro lado, es otro de los ejemplos paradigmáticos de planificación urbana en damero pero con peculiaridades. El lugar fue elegido por los Escipiones como base para un campamento estratégico en su lucha contra los cartagineses en una meseta junto a la costa.

Plano de Tarraco. Vía: Arquitectura romana en Hispania.

Poco a poco y teniendo en cuenta que ya existían núcleos poblacionales indígenas en los alrededores, el recinto campamental da paso a una agrupación de viviendas y edificios públicos pero no será hasta la mencionada labor fundacional de los Julio-Claudios cuando se le otorgue el título colonial, exactamente en el año 45 a.C. por César, que inicia una labor constructiva potenciada después por la elección de Augusto como residencia para las Guerra Cántabras otorgando la «capitalidad» de la provincia Tarraconense (27 a.C.). La meseta original pasa a ser la acrópolis romana y en ella se va levantando en sucesivas reformas todo el entramado público de la ciudad, con un gran foro en sentido este-oeste y de muralla a muralla en cuya ladera inferior se sitúa un circo que divide la ciudad en dos. Al norte, en la meseta queda el citado foro provincial que corresponde a época de Vespasiano y el foro imperial Julio-Claudio (con su correspondiente templo dedicado al culto imperial) y justo al sur del circo el cardo, ya en la llanura y ampliándose la ciudad hasta la costa, que bordea por los lados este y sur, donde encontramos el barrio portuario, ya extramuros pero también con una planificación hipodámica, al igual que los barrios extramuros del oeste, que pese a ser ampliaciones por migración o demografía, siguen el patrón marcado por las vías de salida de la ciudad. La vía decumana, sin embargo no queda muy clara ya que en la llanura el trazado en damero no señala ninguna vía principal, de hecho tenemos un primer foro colonial en el extremo suroeste de la colonia.

Podríamos seguir señalando ejemplos pero para no alargar demasiado ampliaremos información en los apartados finales del artículo. Resulta significativo, sin embargo, que la propia ciudad de Roma no obedece a esta estructura en damero. Roma se extiende desde el núcleo primigenio del Capitolio a lo largo de las famosas siete colonias, que quedarán desbordadas en época republicana y se extenderá, ya desde la crisis republicana en barrios periféricos como el Campo de Marte o el Monte Vaticano, al otro lado del río Tíber, que crecen sin una planificación general de la ciudad, salvo actuaciones puntuales y más bien de carácter evergetico como las obras de Pompeyo Magno en el citado Campo de Marte, cuya función originaria como lugar de entrenamiento militar (de ahí su nombre), queda relegada por el crecimiento de las viviendas. El centro de la ciudad, el foro romano, no estaba pensado en la fundación de la ciudad, para ser el reflejo del centro teórico del mundo civilizado. Su lugar fue fruto de la expansión urbana a expensas del núcleo originario en la acrópolis de la Colina Capitolina y el Arx, y su situación en una depresión del terreno, tenía el serio problema de que las crecidas del Tíber convertían en una cenagal el centro de la ciudad, de ahí las obras para la creación de la Cloaca Máxima, en época muy temprana (siglo VI a.C.), que seguramente consistirían en un primer momento en unos canales a cielo abierto y más tarde, a no mucho tardar, en el alcantarillado subterráneo que drenará los desperdicios del centro de Roma. A pesar de esto, la racionalización del espacio al centro de la ciudad llegará muy tarde, a finales del siglo I a.C. con las obras de mejora del foro republicano y la ampliación adyacente con el foro de César. Obras de carácter evergético igual que las que ya realizaron prohombres anteriores como Pompeyo en el Campo de Marte, pensadas para realzar al personaje que las costea pero que ya tienen la intención de organizar un espacio que se había quedado pequeño y cuyos edificios necesitaban algunas reformas. Esta mejora del centro romano será una constante especialmente durante el Principado, donde los princeps y sus colaboradores más cercanos (Marco Vipsanio Agripa, por ejemplo) llevarán a cabo una constante reforma de un centro que cada vez se vuelve más monumental, con una sucesión de foros imperiales e importantes centros comerciales urbanos como el mercado de Trajano, renovando viejos espacios cercanos al foro cuya fama no era precisamente buena, como en el caso de la Subura, que acaban mejorándose y trasladando la mala fama a otros barrios de la gran ciudad.

Por último nos toca hablar de los castra, los campamentos legionarios romanos, cuya fama nos dicta una planificación también en damero y en un espacio cuadrangular marcado por el cardo y el decumano. Vamos a ver una serie de ejemplos mientras analizamos el asunto: La teoría de la planificación campamental es bien conocida gracias a obras como las de Polibio, César o Flavio Josefo (en orden cronológico), donde se busca un espacio cuadrangular con la división típica colonial de cardo o vía principalis  y decumano, en este caso vía praetoria puesto que conducía al pretorio, que actuaba como foro del castra donde se situaba el puesto de mando, el altar, la tesorería (quaestorium) y los estandartes. Cuatro puertas en cada uno de los extremos de las vías principales y una empalizada que según la utilidad del castra podía tener mayor o menos grado de fortificación en cuanto a elementos defensivos y material utilizado. Al igual que para las nuevas fundaciones coloniales romanas, la ubicación de los campamentos no se hacía al azar sino que se elegía por su posición estratégica respecto a la tarea encomendada y su ubicación respecto a los recursos de la zona (agua y alimento), así como tratar de evitar lugares insalubres. Esta labor recaía en manos del praefectus fabrum como oficial de ingeniería y el gromatici o agrimensor, que hoy en día podríamos nombrar como el topógrafo, y que era el que planificaba la ubicación ayudado por la groma y unos conocimientos topográficos que lo convertían en un especialista a cuidar dentro del ejército.

Foto aérea del castra de Aquis Querquennis, Ourense.

Un ejemplo muy claro de este tipo de castra lo encontramos en un campamento del siglo I d.C. ocupado por una vexillatio (un destacamento) de la Legio VII Gemina (otros autores apuntan a la Cohors I Celtiberorum) en la zona de Bande, Oursense, en la orilla de la Presa das Conchas, en el discurrir del río Limia. Se trata de un pequeño campamento cuya función era de control y trabajo en la construcción de la vía que unía Braga con Ourense, en un emplazamiento donde las fuentes nos sitúan una mansio, la Aquis Querquennis, un alto seguro en el camino donde descansar y pernoctar. Los restos arqueológicos sacados a la luz hablan por si solos.

Vista de satélite del Castra Caecilia, Cáceres el Viejo.

Otro ejemplo es el yacimiento de Cáceres el Viejo, a las afueras de la ciudad de Cáceres, donde encontramos el Castra Caecilia, el campamento levantado por Quinto Cecilio Metelo Pío entorno al año 80 a.C., en el marco de las guerras sertorianas. Hay quien señala que se levantó sobre un campamento del 139 a.C., el de Servilio Cepión contra lusitanos y vetones, pero lo que nos interesa señalar es la planificación de un campamento de 24 hectáreas que tenía capacidad para una o dos legiones, sin tener en cuenta la presencia de auxiliares, caballos o calones (esclavos al servicio del ejercito) por lo que podría tener una capacidad superior a 12.000 personas. El entramado de tiendas y calles es el básico que estamos observando hasta el momento: un espacio organizado en una amplia llanura junto al río Guadiloba al este y una serie de arroyos al oeste, controlando el paso natural norte-sur de la vía de la plata.

Esta visión del campamento con unas formas casi perfectas basadas en el modelo de Hipodamo de Mileto ha quedado en el imaginario colectivo como la forma clara y fija de un castra romano. Sin embargo, a pesar de que encontramos numerosos ejemplos de este tipo de fuerte militar -y los campamentos del muro de Adriano son otro ejemplo en una región distante a la hispana-, tengamos en cuenta la funcionalidad: en estos casos estamos hablando de fortificaciones estáticas, el castra Caecilia es una base de operaciones y campamento de invierno, mientras que la vexillatio de la Legio VII en Ourense tiene funciones de supervisión en un terreno ya controlado. De igual forma los fuertes del muro adrianeo son campamentos estáticos que deben ser duraderos para permitir la reocupación por diferentes unidades militares a lo largo del tiempo. ¿Qué ocurre en aquellos campamentos en primera línea de frente?

fotografía aérea de la excavación en el monte Curriechos y representación del castra de La Carisia

Nos vamos al marco de las Guerras Cántabras (29 a.C.-19 a.C.), a uno de los principales campamentos descubiertos hasta la fecha: La Carisia. Situado en el monte Curriechos (1728 metros de altitud) junto a la vía que lleva idéntico nombre y que atraviesa la cordillera cantábrica desde territorio leonés hasta la costa asturiana. El castra de la Carisia estaba enfrentado a unas fortificaciones astures a 1 km. de distancia. Las investigaciones acerca del conflicto son muy recientes y no entran en el tema del artículo pero lo que nos interesa es la trama campamental romana, que dista mucho del sistema hipodámico a pesar de estar en las mismas fechas en las que se lleva a cabo una intensa labor fundacional en sitios no muy lejanos como Tarraco.

Fotografía aérea de La Loma, el castra enfrentado al oppidum. Vía Regio Cantabrorum.

El castra aprovecha la configuración elíptica de la cima del monte, donde se situaría el pretorio y zona principal junto con algunas tiendas legionarias. A modo de acrópolis, esta zona elíptica y elevada contaría con hasta cuatro empalizadas, dos de ellas de piedra y dos de madera junto con un foso antes del último muro. La prolongación en forma de ladera se habría excavado para crear una sucesión de terrazas donde colocar las tiendas de los legionarios, protegidas por el sistema habitual de doble foso, agger(terraplén) y empalizada. Esta labor allanando el terreno deja claro que a pesar del lugar no estamos ante un campamento desorganizado, sino que la trama se hace en función a la orografía del terreno y las necesidades militares de un punto en zona de conflicto, así por ejemplo, la vía principalis y la vía praetoria quedan desdibujadas.

Plano de La Cerca.

A unos kilómetros en territorio cántabro y en el mismo conflicto bélico tenemos el campamento de La Loma en Santibañez de la Peña (Palencia), enfrentado a un oppidum cantabro en sendas cimas del monte (1124 metros de altitud). El castra romano resulta algo más regular que el de La Carisia pero igualmente toma la forma elíptica que permite la elevación del terreno. La estructura interior si permite establecer cardo (principalis) y decumano (praetoria) pero solo contamos con una puerta de acceso, protegida a su vez por una extensión de la empalizada en la ladera del monte.

Por último y retrocediendo en el tiempo podemos señalar el castra de La Cerca (Aguilar de Anguita; Guadalajara), que aunque poco excavado parece ser que pudo ser base de operaciones para las campañas contra los celtiberos (181 a.C.-179 a.C.), pero no hay acuerdo respecto su fecha. El campamento dominaba el río Tajuña y se situó en una loma del terreno con una forma más o menos cuadrangular de unas 12 ha. pero adaptada sobretodo a la elevación del terreno, con una ladera pronunciada hacia el este y otra más suave hacia el oeste.

Para reflexionar:

  1. Visto el anterior artículo dedicado a la planificación antes de Hipodamo y este con la planificación hipodámica, ¿es correcta nuestra visión global de las ciudades antes y después?, ¿es correcta la visión de ciudades desorganizadas antes y organizadas después?
  2. ¿Qué factores influyen para que la planificación sea en damero?
  3. En aquellos núcleos poblacionales donde no apreciamos trazado en damero, ¿qué factores crees que se tuvieron en cuenta para planificar el núcleo original?, ¿crees que existió algún tipo de planificación sobre el terreno antes de construir?
  4. Planteamos la misma pregunta que en el artículo previo sobre este tema: ¿podemos considerar a Hipodamo el creador de la planificación hipodámica (en damero o en cuadrícula)?, ¿por qué crees que se le atribuye?
  5. ¿Qué otros ejemplos de campamento legionario en damero conoces?, ¿qué otros ejemplos con trazado irregular conoces?
  6. ¿Conocías la función de los gromatici o agrimensores?, ¿conoces la labor de los agrimensores en la fundación de colonias?
  7. ¿Qué otras fundaciones romanas que sigan el modelo hipodámico conoces?
  8. ¿Qué sabes acerca de las diferencias entre colonia romana y municipio romano?, ¿y entre una colonia/municipio romano y uno latino?

 

Para saber más: