Madrid romano. Yacimientos en torno al río.

diciembre 27, 2019 Escrito por: Tablilla De Cera - No hay comentarios

Este mes queremos detenernos sobre la ciudad de Madrid para preguntarnos sobre su pasado romano, del que apenas hay rastro en la conciencia colectiva y poco más en los restos materiales visibles. Aún así, existe y vamos a tratar de analizarlo.

De la Villa y Corte hacia atrás.

De Madrid sabemos que su andadura como ciudad destacada en el panorama histórico no es tal hasta más allá de su nombramiento definitivo como Corte del Reino en 1606 con Felipe III tras la destitución del Duque de Lerma. Hasta esa fecha, Madrid es una villa de cierta relevancia por su posición central, pero desde luego no tiene ningún papel protagonista hasta su designación, cuando comienza un proceso de cambio urbanístico, administrativo y social para el que la modesta villa no estaba del todo preparada y debe ajustarse a las nuevas necesidades con rapidez, creando una serie de conflictos en la población y deudas en la economía que arrastrará hasta la fecha.

En el imaginario colectivo sobre Madrid estos sucesos marcan el inicio de la Villa y Corte en la Historia (título que queda de hecho, en este imaginario social como forma de referirse a la ciudad.). Peor conocido es el periodo histórico del siglo IX, cuando el emirato cordobes de la mano de Muhammad I, funda un recinto fortificado -y el consiguiente poblamiento anexo-, bajo la actual catedral de La Almudena, con la función de controlar el paso de Guadarrama, en la sierra, en dirección Toledo. Recibirá el nombre de Maŷrīṭ o Magerit, nombre alusivo a los múltiples riachuelos que cruzaban la zona (hoy practicamente todos canalizados), con el río Manzanares como vertebrador de la zona.

Aunque no se han podido encontrar restos claros de un poblamiento de entidad junto a la fortaleza, la importancia de Maŷrīṭ queda patente en los registros textuales por ser punto de partida de la campaña de Almanzor del año 977 y por varios enfrentamientos en la zona con los nobles cristianos del otro lado de la sierra madrileña.

Es esta fortificación la que marca el primer poblamiento de Madrid, entendiendo que, a partir de esta fortaleza se empiezan a estructurar las diferentes ampliaciones de la futura ciudad.

Los poblamientos anteriores a esta fundación teórica de Madrid son más o menos conocidos pero resultan confusos y se consideran de poca entidad en este imaginario de la sociedad sobre la ciudad. Retrocediendo a la época precedente al emirato contamos con al menos dos zona de estructuras visigóticas, una en el barrio de Vicálvaro y otra bajo ese núcleo que funda el emir córdobes en la zona de la Almudena y el Palacio Real. Sabemos también de registros paleontológicos de entidad en ambos márgenes del Manzanares a su paso por la futura ciudad (Campo del Moro, metro Carpetana, pradera de San Isidro,…) y en toda la región sabemos de la presencia de grupos Neandertales y Sapiens.

La situación que se nos plantea es la de una zona habitada de forma continua desde la Prehistoria hasta la actualidad. No hablamos de una ciudad superpuesta estrato tras estrato como en el caso de Cádiz (cuyos orígenes están ya muy cerca, tras los últimos hallazgos, de la fecha mítica de los siglos XIII-XI a.C. que dan autores como Marco Veleyo Patérculo), pero sí de un cruce de comunicaciones que interesaba controlar y de unas tierras fértiles en las orillas del Manzanares, con numerosos arroyos que bordeaban las colinas y promontorios sobre los que se asienta la ciudad y que hoy constituyen algunas de las calles más emblemáticas de Madrid: el arroyo de Embajadores, el de la fuente Castellana, el Cantarranas (Tetuan), el arroyo Arenal y el Leganitos, el arroyo luche (Aluche), el Meaques y el Butarque a través de Casa de Campo y el arroyo Abroñigal, por donde hoy transcurre la M30 norte… como vemos, una zona rica en agua donde establecerse.

En este repaso hacia atrás desde los orígenes de la capitalidad en 1606 hasta el Pleistoceno, hemos omitido a propósito los periodos históricos prerromano y romano, en los que nos vamos a centrar en las siguientes líneas para señalar e indicar lo que sabemos de esta época tan desconocida para los propios madrileños y lograr situar, dentro de la geografía de la capital, los yacimientos de los que hay noticia.

El pasado prerromano.

Más allá de englobar el territorio dentro del ámbito de los Carpetanos (sobre este tema, recomendamos: La Tablilla de Cera: Península Ibérica Protohistórica: ¿una cuestión entre Celtas e Íberos?), los conocimientos generales que se tienen sobre la población prerromana en Madrid son prácticamente nulos y sin embargo contamos con un poblado Carpetano en uno de los promontorios adyacentes al Manzanares, ya en su salida de Madrid, el Cerro de la Gavia (Villaverde). Un recinto amurallado de zócalo de piedra y pared de barro en forma de almendra. La estructura interior consta de dos calles que rodean, siguiendo esa idea de almendra, una hilera de casas centrales (con acceso a ambas calles y por tanto mejor comunicadas) y con otras dos hileras de casas en cada lateral del poblado.

Consta de dos entradas, una al sur y otra al norte. En esta entrada norte encontramos lo que se puede intuir como una posible y modesta acrópolis, con la presencia de un torreón defensivo. El poblado era muy modesto pero la presencia del curso fluvial permitía una agricultura y una ganadería que garantizaban la subsistencia. A pesar del modesto nivel de vida, el lugar se encontraba en un cruce de caminos por lo que no se encontraba aislado. Se han encontrado restos de productos orientalizantes (sobre este periodo recomendamos la lectura de La Tablilla de Cera: Tartessos. Mito y realidad.), por lo que entendemos que el comercio con localidades vecinas era algo común.

Hay constancia de varias destrucciones y reconstrucciones del poblado, quizás alguna de ellas podamos enmarcarlas en los conflictos con Cartago y es que no por nada la batalla del Tajo del año 220 a.C. entre las fuerzas de Anibal y una coalición de Carpetanos y Olcades, se sitúa a no muchos kilómetros, en un punto impreciso del Tajo a la altura del límite entre las provincias de Madrid y Toledo. La coalición entre ambos pueblos autóctonos tuvo que reunir a un número considerable de tropas, según Tito Livio alrededor de 100.000 hombres, lo cual resulta exagerado, pero sí se estima que la cifra pudo estar entre 25.000 y 40.000 hombres (estimaciones de Quesada Sanz para un ejército de esta importancia en los siglos III y II a.C.), por lo que bien pudieron recurrir a levas de las poblaciones vecinas como el Cerro de la Gavia.

¿Cual es el estado del yacimiento carpetano del Cerro de la Gavia?
Desgraciadamente el yacimiento continua siendo un nudo de comunicaciones, por lo que a finales de los años 80 y comienzos de los 90 del siglo XX, la construcción de las líneas del AVE causaron la destrucción de la parte occidental del yacimiento y lo dejó enclaustrado entre dos viarios del tren, las líneas del AVE Madrid-Sevilla y las del AVE Madrid-Barcelona. La semi-circunvalación M45, del tramo de carreteras de la Comunidad de Madrid, pasa justo al sur del yacimiento.

No es el único yacimiento prerromano de la Ciudad, hablaremos muy brevemente de otro yacimiento en siguientes líneas pero toca centrarnos en el núcleo del artículo para hablar del pasado romano en Madrid.

El pasado mítico de Roma en Madrid.

En la búsqueda del pasado mítico que explicamos en su día al hablar sobre nacionalismo (La Tablilla De Cera: Nacionalismo y su relación con la Historia), a Madrid se le ha querido buscar unos orígenes romanos de entidad. Dos son las teorías:

Mantua Carpetanorum, ciudad mencionada únicamente por Ptolomeo en su Geografía (2, 6 y 16), y de la cual no sabemos mucho más aparte de que era centro administrativo de una zona. Se quiso identificar con un Madrid romano de entidad. Tanto es así que si nos remitimos al famoso plano de Madrid de Pedro de Teixeira de 1656, el nombre bajo el que se cita a la ciudad no es otro sino Mantua Carpetatorum sive Matrium Urbs Regia.

No obstante esta teoría parece claramente descartada, al menos desde comienzos de este siglo con los hallazgos en Villamanta (casi llegando al límite provincial entre Madrid y Toledo) donde se ha conseguido datar fases constructivas que de los siglos I y II d.C. que avalan la presencia de grandes edificaciones y numerosos restos cerámicos. Además, tanto en Villamanta como en Quijorna (localidad adyacente), encontramos el corpus epigráfico más extenso del oeste de la Comunidad de Madrid, donde aparecen estelas funerarias como las del ciudadano romano Lucio Aelio Symmacho, de la tribu Quirina o Aemilio Flavo Euturicón, un antiguo legionario licenciado (con honesta missio).

Estela Quijorna
Inscripción de Perales de Milla (Quijorna). Vía CIL II – Mantua Carpetanorum.

La segunda hipótesis hace referencia a Miaccum, una mansio que aparece en el Itinerario de Antonino en el camino entre Segovia y Titulcia. Cuando hablamos de una mansio romana nos referimos a una gran posada de carácter oficial, mantenida por el Estado y situada en puntos clave entre vías principales. Ofrecían servicio a los viajeros y servían especialmente para mantener una comunicación rápida para los correos estatales, que podían cambiar rápidamente de caballo para llegar en cuantas menos jornadas fuesen posible a su destino.

Se han propuesto varias localizaciones para Miaccum, siendo una de ellas Madrid, en el barrio de Carabanchel, del que hablaremos en breve, pero finalmente parecen coincidir con la indicación del Itinerario de Antonino los restos hallados en Collado Mediano, junto a la calzada romana de la Fuenfría, que si coincide con el camino hacia Segovia. Constatamos aquí un gran edificio que se identifica fácilmente con una posada junto a varias viviendas que pudieron ir apareciendo junto al entorno de la mansio, y varios locales de servicios varios (tabernae). La datación de los restos nos aporta el dato de una presencia continuada desde el siglo I al siglo V d.C., con dos reformas a partir de la fundación en el I d.C., una a finales del II d.C. y la última en pleno siglo IV d.C., lo cual nos indica la importancia del complejo.

Ahora bien, sabemos que hay restos en Madrid ciudad pero si hemos descartado Mantua y Miaccum, ¿a qué pertenecen estos restos y qué encontramos en la capital?

El pasado romano de Madrid. Sitios arqueológicos en la ciudad.

Contamos en primer lugar con varias inscripciones epigráficas de carácter funerario en la vertiente desde La Almudena hasta el Puente de los franceses. La estelas funerarias se situaban junto a los caminos al salir de las poblaciones, luego entendemos que debía existir un camino lo suficientemente relevante como para que se decidiese colocar el recuerdo a los antepasados por esa vía. Así es, contamos con un miliario encontrado -y perdido- en la Puerta de Moros, cuyo texto conservado nos indicaba la presencia de una vía que partía de Toletum hacia el norte y que fechamos en época de Trajano:

[Imp(erator) Nerva / Caesar Aug(ustus) / Traianus] / Ger(manicus) Po[n]tif(ex) / [Max(imus) trib(unicia) / pot(estate) III P(ater) P(atriae) co(n)s(ul) II]/ ——
Imperator Nerva Cesar Augusto Trajano Germánico, Pontifex Máximus, con potestad tribunicia por tercera vez, Padre de la Patria, Cónsul por segunda vez…

Plano de yacimientos romanos en Madrid
Sitios arqueológicos romanos de Madrid: 1- Gavia III, 2.-Villaverde, 3.-Puente Segovia, 4.-Casa de Campo, 5.-Somosaguas, 6.-Carabanchel

Restos de estructuras edilicias romanas tenemos varios casos repartidos por la ciudad, especialmente en la vertiente del Manzanares (observamos la importancia del río hasta entrada ya la capitalidad, cuando la ciudad se extiende hacia el norte y este).
Detallaremos en las siguientes líneas los más relevantes:

Comenzamos en el yacimiento del Cerro de la Gavia del que ya hemos hablado. Aparte del recinto amurallado de la Edad del Hierro, se constatan dos pequeños núcleos extramuros pobremente excavados donde, sin embargo, encontramos una serie de edificaciones que no corresponden claramente con la tipología que encontramos en el interior del recinto amurallado. Estas construcciones se datan a comienzos del siglo I a.C. y constatan la supervivencia del Cerro de la Gavia (Gavia III) durante las primeras fases de ocupación romanas. El poblado acabará desapareciendo avanzadas estas fechas como fruto, casi con total seguridad, de la reorganización del territorio en época de Augusto.

Yacimiento del Cerro de la Gavia
Yacimiento del Cerro de la Gavia

Partiendo de Gavia III, cruzamos el río hacia el lado oeste y nos desplazamos por la misma vía de comunicación unos kilómetros hacia el noroeste, sin salir del distrito de Villaverde. A la altura del cruce de la M-40 con la Avda. de los Rosales, frente al Edificio de Novosur, en pleno Parque Lineal del Manzanares, por dónde hoy discurre una senda, tenemos la primera de las villas romanas de Madrid. En su época se encontraba situada en el Vado de Santiago, que recibe ese nombre desde época medieval, cuando a la Orden de Santiago se le encomendó la defensa del vado natural del río en este punto (coincidente con el actual paso de la M-40).

Se trata de lo que se identificó a comienzos del siglo XX como una villa de época imperial, con una primera fase entre los siglos I y comienzos del III d.C., de la cual se lograron extraer una serie de elementos de mobiliario junto con la cabeza de Silvano que se expone actualmente en el Museo de San Isidro. Los restos de la estructura que se halló, corresponden a una segunda fase constructiva tras el siglo III, en su mayor parte a la residencia del dominus pero la aparición de un horno de cal, un pequeño acueducto de ladrillo junto con varios depósitos de agua y otras estructuras adyacentes nos hacen apuntar a una villa rústica de explotación agrícola y ganadera, lejos de la idea que tenemos de grandes villas de ocio y lujo. Se logró recuperar un mosaico de relativa sencillez que ahonda en la idea de una villa de trabajo. El mosaico se encuentra desde entonces en almacenes, en proceso de restauración, aunque se puede ver su recreación en el museo.

Yacimiento de Villaverde
Yacimiento de Villaverde

De la villa romana de Villaverde no queda nada y su recuperación es prácticamente imposible. Fue destruida de forma definitiva con las obras de construcción de la M-40, aunque venía siendo objeto de paulatinas destrucciones y expolio por estar situada en los arenales del Manzanares, causando la obstrucción o el ocultamiento de los restos por parte de los propietarios de estos arenales.

Siguiendo nuestro eje ascendiendo la corriente del Manzanares, cruzamos a la orilla este por otro vado, el que existía a la altura del Puente Segovia (el vado aparece mencionado por primera vez en época medieval, antes de la construcción del puente.) En la esquina del puente con la Calle Segovia, aproximadamente en la zona donde localizamos la discoteca La Riviera y las primeras edificaciones del Paseo Virgen del Puerto, tenemos constatada lo que parece una villa de entre los siglos I y III d.C. (los restos datan su vida útil entre estas dos fechas, aunque con un periodo sin restos claros entre medias). En época antigua se situaba en la desembocadura en el Manzanares del arroyo de Fuentes de San Pedro (actual calle Segovia). Tanto entonces como en la actualidad, el eje Segovia-Atocha-Avda del Mediterráneo conectaba los núcleos poblacionales del Manzanares con el camino hacia Complutum y, a su vez, el Manzanares con el Abroñigal, otro arroyo importante que discurría por la depresión en la cual hoy se sitúa el tramo de M-30 que va desde la Estación Sur hasta el nudo de Manoteras.

Yacimiento del Puente Segovia
Yacimiento del Puente Segovia

De esta villa no quedan más que un par de restos que se muestran en el Museo de San Isidro de Madrid y quizás algo más en los almacenes del Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares. El resto fue arrasado por la construcción de un colector durante el soterramiento de la M30 entre los años 2007 y 2011. Los escasos datos que aportó la excavación de urgencia revelan que el tamaño de la villa podría ser comparable a los restos de Villaverde y Carabanchel y que corresponderían a una villa rústica de tamaño decente, ya que se identificó un atrio donde había una pileta o una fuente y algunas habitaciones adyacentes.

Yacimiento de la Casa de Campo
Yacimiento de la Casa de Campo

Llegados a este punto nos alejaremos un poco del río para ir hacia el oeste por dos vías distintas: Por un lado si ascendemos por la actual A-5/ Avda. de Portugal hasta el Lago de la Casa de Campo, encontraremos los escasos restos de una edificación indeterminada cercana a las vías del Metro entre las estaciones de Lago y Batan. Existía constancia de estos restos datados entre los siglos II y III d.C. desde la excavación de 1933 y una breve posterior en 2017, de los cuales se sacaron restos cerámicos y de hueso. No obstante, los daños sufridos por la trinchera adyacente que se cavó durante la Guerra Civil y la escasa investigación arqueológica que se ha permitido realizar, parecen condenar a este yacimiento al olvido bajo la habitual capa de geotextil.

El yacimiento de Casa de Campo también se apoya en un caudal de agua, en este caso el Arroyo Meaques, uno de los pocos más o menos conservados y no canalizados bajo tierra, que desemboca en el Manzanares y que, si seguimos su curso en dirección noroeste nos acerca a nuestra siguiente parada en Somosaguas, que si bien no pertenece al término municipal de Madrid sino al de Pozuelo, es colindante.

Castra de Somosaguas
Castra de Cabeceras

Flanqueado por sendos arroyos, el de Cabeceras -que da nombre al yacimiento- y el de Antequinas, encontramos un castra militar romano con idéntica cronología al yacimiento de Casa de Campo (I-II d.C.). La construcción del campus de Somosaguas y la carretera M-508 causaron la destrucción de buena parte del campamento, pero la campaña arqueológica de este año ha conseguido encontrar la fossa fastigata, un foso en forma de V de unos 2’43 metros característico de la perimetración campamental romana.

Para el último punto de nuestro trayecto retomaremos nuestros pasos hacia el sur pero sin volver a bajar al Manazanares. Nos situaremos en Carabanchel Bajo, en los antiguos terrenos donde estaba situada la famosa cárcel de Carabanchel y junto al Parque Eugenia de Montijo, donde encontramos la boca de Metro de idéntico nombre, así como el cementerio parroquial de Carabanchel y la Ermita de Santa María la Antigua, de estilo mudejar y una de las edificaciones más antiguas de Madrid (siglo XIII).

Los restos romanos de Carabanchel se conocen desde mediados del XIX, pero no será hasta 1907 cuando se haga el primer estudio riguroso de la mano de Jose María Florit (adjuntamos artículo en la sección «para saber más»). El hallazgo de un mosaico con temática de las cuatro estaciones es conocido desde antiguo y se encontraba en el ya derruido Palacio de Miranda (o de Eugenia de Montijo) y que hoy se puede ver, junto con otras piezas del yacimiento, en el Museo Municipal de San Isidro.

A partir del mosaico y de las indicaciones que cita Florit en 1907 se asumió que los restos podían corresponder a una villa romana de cierta entidad. También se barajaron las hipótesis que mencionamos al principio, especialmente la de ser la mansio de Miaccum, que cita el Itinerario de Antonino. La identificación de los restos de Carabanchel con Miaccum o Mantua no parece posible según los datos que aportamos en párrafos anteriores, pero sí que estamos ante un yacimiento de tamaño considerable, con una extensión similar a la del cercano yacimiento de Carranque, en la provincia de Toledo.

Yacimiento carabanchel
Yacimiento de Carabanchel

Los restos de la zona del antiguo palacete de los Miranda (hoy Colonia del Parque Eugenia de Montijo) corresponden a los siglos II y III pero en el cementerio parroquial y el entorno de la ermita, se encontraron algunas piezas del siglo I d.C. Además, en las obras de construcción de una carretera que las asociaciones vecinales lograron frenar, durante la excavación arqueológica de urgencia se dataron niveles de un poblado de la Edad del Hierro. Todo esto hace de la zona arqueológica de Carabanchel un sitio destacado que, a diferente de la mayoría de sitios arqueológicos que hemos citado, podría ser excavado ya que aunque dañado por diversas intervenciones urbanas (línea de Metro y cimientos de la cárcel), los últimos informes indican que podría rescatarse y mostrarse parte del yacimiento. En este sentido, las asociaciones vecinales y recientemente, el Colegio de Arqueólogos de Madrid, tratan de impulsar la declaración de B.I.C. para toda la zona mediante el proyecto «Carabanchel Zona 0»

Para reflexionar:

  1. ¿Conocías el pasado romano de Madrid?
  2. ¿Conoces otros restos romanos en Madrid o en sus aledaños?
  3. ¿Cómo articulan los cauces fluviales la configuración del poblamiento romano en la zona de Madrid?
  4. ¿Eras consciente de la multitud de arroyos y el origen fluvial de algunas calles actuales de Madrid?
  5. ¿Hasta que punto es importante la búsqueda de un pasado «destacado» para el prestigio de una ciudad?
  6. Si no existe ese pasado destacado, o destacable según el imaginario social, ¿resta importancia a los restos arqueológicos que podamos encontrar?
  7. ¿Cómo afecta una ciudad viva -una ciudad actual, en cambio constante- a los estratos arqueológicos que hay bajo ella?
  8. ¿Sería posible recuperar los restos arqueológicos romanos de la ciudad de Madrid?. A este respecto recomendamos observae el proyecto Carabanchel Zona 0 de la Asociación Carabanchel Historia y Patrimonio.

Para saber más: